Citología: Todo lo Que Debes Saber Sobre Este Tema
Agosto 09, 2017
A pesar de que se trata de un examen de gran pertinencia e importancia para mantener una vigilancia más estricta y eficiente respecto a la salud del útero, son muchas las mujeres que ignoran la información más relevante sobre este procedimiento, que además suele ser parte de las prácticas habituales de un ginecólogo. Citología es el nombre del área de la biología y la medicina que se encarga del estudio, a una escala microscópica, de la célula para investigarla a nivel estructural, fisiológico y bioquímico, tanto en su estado normal como patológico. En la rama de la ginecología se realiza la citología vaginal, conocida también con el nombre de "prueba de Papanicolaou" o "frotis de Pap", la cual se lleva a cabo con el fin de estudiar, a dicha escala celular, el estado de los tejidos del área genital para detectar o descartar la presencia de lesiones o patologías que comprometan la salud de la paciente. Esto le permitirá al especialista determinar cuál será el mejor tratamiento a seguir y la mejor manera de proceder para atender la posible enfermedad. La citología en Bogotá es un estudio obligatorio para las mujeres de la ciudad capital que desean mantener su salud controlada.La citología vaginal no es en sí misma una prueba diagnóstica del cáncer de útero, pero es el procedimiento más indicado para detectar su presencia, ya que de sus resultados dependerá la necesidad de realizar una biopsia, la cual sí es el estudio definitivo que permite determinar si existen células malignas en la lesión. Además, la citología también permite diagnosticar la presencia de infecciones vaginales y muy especialmente el virus del papiloma humano (VPH), ya que esta es una enfermedad que requiere especial atención, considerando que sus verrugas, si alcanzan su estado más severo, pueden agravarse hasta convertirse en lesiones cancerosas. Al momento de realizar este estudio, la paciente se colocará horizontalmente sobre la cama, con las piernas separadas, y el médico utilizará un instrumento llamado espéculo, con el cual realizará la apertura y dilatación de la cavidad vaginal para facilitar su observación. Luego, procederá a realizar una raspadura suave de las células ubicadas en el área del cuello uterino, que más tarde serán enviadas a un laboratorio para su análisis.
De una citología se pueden derivar distintos resultados, dependiendo el tipo de afección que presente el útero. Los resultados anormales de una citología se clasifican de la siguiente manera: CASI (células atípicas de significado indeterminado) que, si bien pueden revelar una infección con VPH, también pueden indicar la presencia de alteraciones precancerosas; carcinoma in situ (CIS), que puede indicar la presencia de cambios anormales que muy probablemente evolucionen hasta la aparición del cáncer; células escamosas atípicas (ASC-H, por sus siglas en inglés), que significan una alta probabilidad de que los cambios anormales se deban a una lesión intraepitelial de alto grado (LIEAG); o también pueden encontrarse células glandulares atípicas (CGA), las cuales indican una clara señal de precáncer en la parte superior del canal cervicouterino o dentro del útero.
En los casos en que los resultados de una citología sean algunos de los mencionados, el especialista podrá decidir cuál es el siguiente paso a seguir para poder conseguir un diagnóstico definitivo. Estas pruebas pueden ser una biopsia dirigida por colposcopia o un examen del VPH que ayudará verificar la presencia de los tipos de este virus que con mayor probabilidad causan cáncer. Si se trata de cambios celulares menores, por lo general se recomienda repetir la citología vaginal después de 3 o 6 meses. Es importante acotar que la citología no es una prueba 100% infalible para detectar anomalías relacionadas con el cáncer. De hecho, el de útero es un tipo de cáncer que se desarrolla de forma muy lenta, y las citologías vaginales realizadas con cierta frecuencia pueden al menos ayudar al médico a llevar un control sobre los cambios o alteraciones que puedan presentarse en esta área, como medida de prevención de lesiones mayores.
La edad más indicada para comenzar a realizarse una citología es a partir de los 21 años, pero esto es únicamente en las mujeres que no han tenido relaciones sexuales. Para las que ya iniciaron su vida sexual, la citología debe comenzar a realizarse al menos una vez al año, independientemente de la edad que se tenga. La identificación oportuna de lesiones preneoplásicas y neoplásicas en el cuello uterino es una tarea más factible y eficiente si se realiza una citología vaginal con la frecuencia apropiada. La citología cervicouterina por lo general no deja efectos secundarios tras su realización; sin embargo, la paciente puede experimentar una presión o dolor punzante parecido a un cólico menstrual al momento en que se le vaya a tomar la muestra. También puede haber algo de sangrado posterior, pero estas son reacciones normales después de la extracción de la muestra. Es posible que el médico no considere necesaria la realización de este examen si a la paciente le han practicado una histerectomía total o si no existen antecedentes de células anormales, cáncer de cuello uterino u otro tipo de cáncer de la pelvis.
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